Las luchas en los EE.UU que ocultan los medios de información WISCONSIN –USA: |
Los americanos también están luchando contra la crisis Escrito por Pepe Blanes – IU/EU Vitoria-Gasteiz |
Lunes 25 de Abril de 2011 |
Los hechos son como siguen: el gobernador propuso al congreso de Wisconsin la aprobación de la ley denominada Walker´s Union Busting Hill. Esta norma va dirigida contra los sindicatos del sectorpPúblico y supone acabar con el derecho a la negociación colectiva. Pretenden suprimir los derechos y beneficios sociales establecidos en los convenios que regulan las condiciones de 175.000 empleados públicos del estado que están sindicalizados reduciendo sus salarios y pensiones. Este ataque no es algo aislado, forma parte de una ofensiva general que gobernadores y alcaldes republicanos y demócratas están llevando a cabo a lo largo y ancho de los EE.UU contra los derechos de los funcionarios y empleados públicos. Hoy gran lucha contra el capitalismo en Wisconsin Estas damas y caballeros, representantes de una de las dos ramas del Partido del capital, argumentan que son los salarios y beneficios sociales de los trabajadores los responsables de la crisis de las finanzas públicas. Ocultan que, según las estadísticas oficiales, el nivel salarial en el sector público es entre un 4 y un 11% más bajo que en el privado, o que la pensión pública media es de menos de 1.000 € mensuales. Con el argumento que tanto nos suena a los asalariados, aquí en Europa, de “culparles directamente de la situación” o con la idea más sibilina de que para solucionar la crisis “hay que hacer sacrificios y aceptar los recortes”, pretenden que sean los trabajadores quienes paguen la cuenta. Quieren hacerles pagar por una crisis cuyos responsables directos son los grandes banqueros y capitalistas, esa ínfima minoría de millonarios que no suma más del 1% de la población americana y que no obstante acapara la mayor parte de la riqueza del país. Wisconsin a empezado, quien sabe donde terminara En el caso de los EE.UU., y dado que el nivel de organización de los sindicatos es mayor entre los trabajadores de la administración, un 30% de los empleados públicos están sindicalizados por sólo un 7% en el sector privado. El objetivo es acabar con la fuerza de los sindicatos públicos y, de esta forma, golpear a toda la clase trabajadora. La revolución árabe y el efecto contagio Después de años de caída en las luchas sindicales y con el alto nivel de desempleo existente, los representantes del capital estaban convencidos de que sería relativamente sencillo lograr sus objetivos. Desafortunadamente para ellos, esta vez las cosas han sido distintas. Millones de jóvenes y trabajadores americanos que nunca antes habían participado en luchas, manifestaciones o en política, o que incluso en las últimas elecciones habían votado por los republicanos, han dicho ¡¡No!! Este brusco cambio también tiene que ver con el hecho de que, por primera vez en sus vidas, día tras día, miles de americanos medios han visto en sus televisores lo que era una Revolución. Han comprobado cómo el magnífico movimiento de las masas de Oriente Medio y los países árabes era capaz de acabar con dictaduras y regímenes opresores que parecían inamovibles. Como respuesta al ataque a sus derechos, centenares de funcionarios decidieron que había que seguir el ejemplo de los revolucionarios egipcios en la plaza Tahrir, y ocuparon la plaza del capitolio en Madison. De esta forma, desde mediados de febrero, se iniciaba un movimiento de protestas y movilizaciones sin precedentes en Wisconsin, una lucha que ha inspirado y despertado una auténtica oleada de solidaridad en otros estados de la unión. Todos los pueblos contra el capitalismo Después de semanas con movilizaciones diarias, los días 7 y 14 de marzo dos macro manifestaciones, con asistencia de 100.000 y 150.000 manifestantes, colapsaban las calles de Madison rodeando el capitolio (esto ocurría en una ciudad con una población de menos de 250.000 habitantes). Pruebas palpables del ambiente en Madison fueron el fracaso patético del Tea Party que movilizó a menos de 5.000 personas en apoyo al gobernador. Cuando, en otro intento, Walker quiso utilizar la fuerza pública para despejar la plaza del Capitolio, en lugar de obedecer sus órdenes, los oficiales de policía se unieron a los manifestantes al grito de “Cops for labor” (“Policías con los trabajadores”). Otro indicador de la temperatura social se apreciaba leyendo muchos de los lemas escritos en las pancartas: “Inspirados por Egipto, Wisconsin os ama, un Mundo un solo pueblo” ó “Abajo con Scott Hosni Walker”. Más significativo aún, sectores normalmente conservadores como los agricultores participaban en las marchas con sus tractores en los que habían fijado carteles en los que se podía leer: “La revolución puede empezar en el campo” o “La ley de Walker ha despertado a un gigante: vuestra ley significa la guerra contra los trabajadores”. En base a su experiencia, en pocas semanas, miles de americanos medios han cambiado su perspectiva, rápidamente están aprendiendo que sólo su lucha y organización puede echar atrás los planes de la Patronal. Finalmente, el gobernador Scott Walker aprobó la ley el 11 de marzo prohibiendo las negociaciones colectivas, salvo en lo referente a los salarios, para los empleados públicos en Wisconsin. Pero un juez del Tribunal Superior, haciéndose eco del malestar social, ha emitido una orden de restricción temporal que no permite que la ley sea puesta en vigor por dos meses. Bajo cuerda, los dirigentes sindicales, están negociando con el gobernador. La lucha obrera en Wisconsin ha supuesto una desagradable sorpresa para la clase dominante americana y supone una seria advertencia y un serio obstáculo para sus planes. La lucha aún no está decidida, la clase dominante no puede renunciar a sus planes, pero al mismo tiempo quieren evitar que el movimiento iniciado en Madison pueda escaparse de control. La cuestión central está en la dirección del movimiento y el papel de los sindicatos. A la calle que ya es hora Para que la lucha termine en victoria, el movimiento tiene que avanzar a un nivel superior. Esto ha sido entendido instintivamente por los trabajadores que participan en el movimiento. De hecho, bajo la presión de sus bases, la dirección del SCFL (La Federación sindical del Centro y Sur de los Estados Unidos) aprobó una moción para organizar la convocatoria de una huelga general de 24 horas en todo los EE.UU. Basándose en las enormes simpatías que ha despertado la lucha en todos los EE.UU., ha habido manifestaciones solidarias en ciudades como: Nashville, San Diego, Charlottesville, Trenton, Olympia, Minneapolis, Washington D.C, Albany , New Cork… En estas ciudades, y en más lugares, los trabajadores también se han comenzado a movilizar contra intentos de otros gobernadores de ajustar el gasto público y restringir los derechos sindicales. Incluso se han aprobado resoluciones a favor de convocar una huelga general en Carolina del Sur y en San Francisco. Existe el potencial para que el movimiento sindical pudiera, empezando con una jornada de manifestaciones y protestas en todas las ciudades de la Unión, avanzar hacia la convocatoria de una huelga general de 24 horas en todos los EE.UU. para enfrentarse a los planes anti sindicales de la patronal. La juventud se compromete con las luchas de los trabajadores Al mismo tiempo, se llegó a un acuerdo de última hora entre demócratas y republicanos sobre el próximo presupuesto federal, que recoge recortes por valor de 26.500 millones de euros. Paul Krugman en su artículo de The New York Times, del 10 de abril, con el título El presidente está desaparecido, dice: “No estoy exagerando. La propuesta de presupuesto de la Cámara que se dio a conocer la semana pasada - y fue elogiada como "audaz" y "seria" por todas las personas muy serias de Washington - incluye recortes salvajes en Medicaid [asistencia social] y otros programas que ayudan a los más necesitados, que entre otras cosas, va privar a 34 millones de estadounidenses del seguro de salud. Incluye un plan para privatizar y cortar los fondos de Medicare [sanidad] que dejaría abandonados a muchos, si no la mayoría de las personas mayores que no pueden pagar la atención médica. E incluye un plan para reducir drásticamente los impuestos sobre las empresas y llevar la tasa del impuesto sobre las personas con renta más alta hasta su nivel más bajo desde 1931.” La estrecha vinculación entre la cúpula de los sindicatos y el Partido Demócrata, cuyas campañas electorales se han financiado con cientos de millones de dólares de los fondos sindicales, empujan a las direcciones sindicales en la dirección de intentar un acuerdo como “mal menor”. En este sentido, resulta esclarecedora la posición de Hilda Solís, secretaria sindical que en su gira en apoyo a los sindicatos del sector público, se dirigió al comité nacional de los Demócratas declarando lo siguiente: “Somos conscientes de que muchos estados tienen que adoptar decisiones muy duras. Sabemos que existe margen para compartir los sacrificios. Nuestros hermanos y hermanas de los sindicatos del sector público están dispuestos a asumir su parte y a negociar de buena fe para ayudar a que sus estados superen estos difíciles momentos”. Algún día serán todos los trabajadores de los EE.UU El 4 de abril, día en el que se recuerda el aniversario del asesinato de Martin Luther King, la confederación sindical AFL-CIO ha organizado centenares de actos en todos los EE.UU., en el contexto de la protesta que se está extendiendo contra la aplicación de los planes de ajuste. La consigna oficial de la AFL-CIO era “We Are One” (Somos Uno). En Waynesburg, Pennsylvania, mineros del carbón y sus partidarios corearon “¡Somos sindicato!”. Lo que vaya a ocurrir aún no está decidido, pero algo sí se puede afirmar pase lo que pase con esta lucha, nada volverá a ser lo mismo en los EE.UU. Los años de relativa paz social y estabilidad han pasado a mejor vida. Norteamérica ha entrado en una nueva etapa de agudización de la lucha de clases. Pepe Blanes – IU/EU Vitoria-Gasteiz |
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